martes, 12 de julio de 2016

AGRESIÓN POR FRUSTRACIÓN




Es evidente que la frustración puede provocar una gran variedad de reacciones; por ejemplo, la agresión, la dependencia, el retraimiento, la somatización, la apatía, el autismo o la conducta constructiva respecto a una tarea. Un punto de vista ampliamente aceptado es el de que la agresión es la reacción natural a la frustración que no necesita aprenderse y que las diferencias individuales en las respuestas a la frustración son el producto de la historia en las que las reacciones agresivas se han castigado mientras que se han fortalecido progresivamente otros modos de conducta. El delincuente, podemos suponer, ha sido fortalecido a descargar su agresión ante la frustración de maneras anómicas, asociales, y que no han sido castigadas directamente sino hasta la aparición de las políticas penitenciarias propiamente dichas.

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