En experimentos clásicos se demuestra la existencia de
la imitación en respuestas que antes de ser exhibidas a un observador no se
presentaban, y que sin embargo al ser expuestos de manera intencional a
imágenes violentas, se presentaron respuestas de tipo agresivo y violento
similares a las expuestas de manera gráfica (Bandura, 1963). Los niños
agresivos suelen tener padres agresivos con más frecuencia que los niños
dependientes en su orientación a los problemas. En diversas tareas los niños se
parecen a sus padres y es evidente que el mayor número de modelos imitativos
durante la primera infancia se generan en el seno familiar. Cuando se adquiere
una conducta nueva por medio de la imitación las consecuencias de ejecutar la
conducta pueden fortalecerla o debilitarla, dependiendo de que dicha conducta
sea reforzada o castigada.
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